Oliver

HISTORIA DE OLIVER

El día que nuestra vida y mundo se paró…

Nunca olvidaré ese lunes 4 de septiembre de 2024. Eran las 9.30 de la mañana y salí de casa con Oliver y su hermana para llevarles al centro cívico. Nada más salir de casa, me llama su padre que nos estaba mirando desde la ventana y me pregunta ¿Le quedan los pantalones justos? Es que le veo cojear.

A partir de ese día fue todo en cadena: fiebre, falta de apetito, palidez, cansancio, dolor en la pierna… Cada día que pasaba le veía peor. A las 2 semanas le hicieron una analítica y directamente nos mandaron a urgencias para que le hicieran una radiografía de la pierna. En principio parecía estar bien, pero decidieron dejarle ingresado para controlar la fiebre que ya duraba 2 semanas.

Lo recuerdo como si fuese ayer, fue un viernes. Ese mismo domingo el pediatra de urgencias habló conmigo y me dijo que iban a ser unos días muy duros e intensos de pruebas para poder conocer un diagnóstico claro. Cuando ya me dijo que tanto Oliver, como su hermana y nosotros disponíamos de ayuda psicológica supe que lo que tenía Oliver era peor de lo que me imaginaba.

Fue una semana intensa y muy muy dura. Cada día tenía una prueba y un resultado que nos hundía más y más. Hasta que el viernes conocimos el diagnóstico: neuroblastoma de alto riesgo. Es un tumor sólido que iba desde la zona cervical por toda la columna hasta la zona lumbar y parte de la pierna. Metástasis de los huesos e infiltración en la médula del 99%.
 
Nuestro mundo se hundió en menos de un minuto. Sentí que había tocado fondo y un dolor indescriptible que no había forma de calmarlo. En Burgos no podían darle tratamiento con lo que nos derivaron al Hospital La Paz de Madrid.

No sabíamos ni en qué consistía el tratamiento, ni la duración, nada… Ese fin de semana hicimos unas maletas imposibles de acabar, sin saber por cuanto tiempo, ni qué meter, nada… Nos fuimos el lunes en ambulancia dejando en Burgos a nuestra hija mayor y llenos de miedo e incertidumbre.

En cuanto llegamos a Madrid nos guiaron, informaron y vimos luz al final del túnel. Iba a ser un tratamiento largo y duro que tendría en principio unos 15 meses de duración, aunque luego fueron unos pocos más. Desde quimioterapia, operación, autotrasplante, radioterapia y por último inmunoterapia.

Comenzamos al día siguiente con el primer ciclo de quimioterapia. En principio serían 4 días de quimioterapia y 10 de descanso en el que podríamos volver a casa pero que se solapó con el segundo ciclo de quimioterapia ya que la fiebre no remitía. Después de más de 15 días pudimos volver a casa a descansar y recuperar fuerzas para el siguiente ciclo.

Oliver estaba apático, triste y cansado… pero nunca dejó de luchar; nos hacía y nos hace preguntas que jamás pensamos que nos la pudiera plantear un niño de tan solo 5 años. Ha sufrido mucho tanto emocionalmente como físicamente, pero es un campeón.

Pasito a pasito fue ganando batallas y hoy con poco más de 7 años es feliz y solo quiere jugar, reír, aprender, llorar, enfadarse…es decir quiere ¡vivir! ¡Sigamos viviendo juntos los 4! ¡Siempre juntos!