Ian

HISTORIA DE IAN

Hola soy Elena, mamá de Ian de 5 años. 

Le diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda B Común con 3 añitos.

Todo iba bien hasta que un día le noté la tripa hinchada y pensé que eran gases. Le llevamos al hospital más cercano y en la analítica salió algo raro. La volvieron a repetir y allí nos dijeron que teníamos que trasladarnos al Hospital Gregorio Marañón porque Ian tenía Leucemia.

Nos quedamos en shock y la vida se nos paralizó. Cambiamos nuestra vida de golpe: dejamos de hacer vida social, no íbamos a sitios cerrados y cuando nos veíamos con alguien siempre intentábamos que fuera al aire libre y con mascarilla. Todo nos parecía poco para poder proteger de alguna manera a nuestro pequeño.

Las primeras quimios le revolvían un poco, pero él siempre ha sido movido e inquieto y enseguida se reponía. Los corticoides también nos jugaban malas pasadas y las largas esperas en ayunas hasta poder entrar en quirófano. Quería estar en casa y los ingresos no le gustaban nada. Eso era hasta que daban las 18:00 de la tarde que era cuando abrían las diferentes salas de juego que hay en el hospi y allí nos juntábamos con más amiguitos para hacernos las tardes más amenas los unos a los otros.

En la tercera planta nos conocía todo el mundo y es que tiene un desparpajo y una poca vergüenza digna de admirar. Recuerdo que su cuarto cumpleaños lo pasamos ingresados porque tenía una bacteria en el ¨porta¨ y ahí vino papá con una súper sorpresa: una moto de batería, nada más y nada menos, de la guardia civil. En cuanto nos dieron permiso para salir de la habitación allí fuimos a recorrernos toda la planta y a saludar como verdaderos jefes a todo el que nos cruzábamos.

Ian no es consciente pero ha tirado de nosotros desde el minuto 1, siempre con una sonrisa, siempre con un yo puedo porque soy fuerte y su propósito siempre fue acabar con el bicho. Así ha sido pues el día 1 de julio nos dieron las mejores de las noticias y es que Ian acababa con la quimio oral ( la intravenosa la acabó en febrero).

Ahora va a poder hacer vida normal: ir al cole, juntarse con sus amiguitos y hacer cosas sencillas que, en el día a día de alguien que no ha tenido un caso cercano, no suele dar importancia, pero que para nosotros y las familias que padecemos esta situación es un regalo.

Él sigue con sus revisiones una vez al mes y es verdad que cuando te dicen que la analítica ya es normal te da un chute de energía estratosférico, pero cuando pasa ese mes y te toca volver de nuevo a analítica los nervios se apoderan de nosotros por miedo a que te digan algo que no quieres volver a escuchar. Imagino que es algo que se cura con el tiempo. Queremos que todo esto pase y se quede solo en el recuerdo de una vivencia que tuvimos que pasar y que juntos superamos.

¡Yo puedo porque soy fuerte!