Diego

5 de noviembre de 2022

Diego nació el 18 de marzo del 2020. Nos acababan de confinar y por eso hasta dos meses más tarde no le pude conocer y eso que estábamos en la misma ciudad (ellos normalmente viven en Santander). Yo estaba embarazada y me daba miedo darle besos…por si me contagiaba o por si lo contagiaba yo…Después de todo lo pasado, me arrepiento tanto de no haberlo apachurrado más.

Diego era un niño muy risueño, rubito y con los ojos claros. Enseguida se sentó, se puso de pie…comía de todo y le encantaba…pero no conseguía andar. No nos extrañó porque no tenía ni un año; aunque su psicomotricidad estaba muy desarrollada,era todavía pequeño. Poco después de cumplir el año, mi hermana, su madre, nos empezó a decir que vomitaba todas las mañanas. Yo pensé que podía ser una intolerancia o algo así, ilusa de mí…Le hicieron algunas pruebas,sobre todo digestivas, pero no vieron nada. Hasta que, un día,al verlo muy apagado le hicieron un scanner. Tengo grabado el mensaje de mi madre: "Diego tiene algo en la cabecita, no saben qué es. "

Era un tumor, el peor y en el peor sitio. Por eso no andaba,por eso vomitaba…Había que operarlo de urgencia. En Santander no se atrevían, en Bilbao tampoco. Sólo en Madrid, en la Paz, pueden operarlo. A Madrid se fueron, mi hermana y mi cuñado, con Diego. Su hermano, Juan, se vino a vivir a Salamanca con mis padres.

Diego estaba sin bautizar. Yo iba a ser la madrina. Lo bautizaron el día antes de la operación. El padrino y yo nos conectamos por WhatsApp.

La operación salió muy bien, habían quitado mucho y no se había dañado nada vital. Diego se fue recuperando y lo hizo muy bien, el único problema era que se atragantaba al comer. Le tuvieron que poner una sonda nasogástrica para poder alimentarse. Luego vino la quimio,la radio, terapia con células madre, terapia de protones… Le hacíamos videollamadas y le veíamos como crecía, como se quedaba calvito, como jugaba con sus cubos o pintaba…Él, la mayoría de las veces, nos ignoraba…otras se acercaba al teléfono y nos mandaba un beso o un corazón.

El día que tocó la campana porque se había terminado el tratamiento, fue muy emocionante. Intento plasmar la sensación,pero no puedo…no se puede describir. Y aún así todavía quedaba y queda mucho camino por recorrer. El cáncer es como una carrera de fondo, en la que no ves la meta.

Ahora ya está en casa y lo podemos ver todos los días, aunque con mucho cuidado de no contagiarle cualquier cosa ya que su sistema inmune está muy débil. Ya tiene pelito, un pelito rubio que le tapa la cicatriz. Y ya anda. Hay días que está más cansado y le cuesta más. Porque seguimos con una quimio que le da mi hermana todos los días. Y otra, a la que llamamos la quimio "mala", que hay que dársela 15 días sí y 15 días no,que le deja agotado. Una vez, alguien me dijo, que Diego nos había elegido como a su familia para acompañarlo en su enfermedad. Para mí es un privilegio ser su tía y su madrina y estar con él en cada paso de esta carrera de fondo, en la que cada día estamos más cerca de la meta.

ESCRITO POR SU MADRINA

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